lunes, 31 de diciembre de 2018

Día #2: Parque Lazienki & Varsovia Judía I

Segundo día en Polonia. Hoy hemos salido sin prisas del apartamento. Primera visita, justo cuando abrían el Museo Chopin, que lo tenemos al lado y que los domingos es gratuita su visita. Situado en un palacete, repasa de una manera muy didáctica la vida de este ilustre personaje, al que tanto adoran sus compatriotas. Numerosos objetos del pianista, posibilidad de escuchar sus polskas, etc. No nos ha llevado mucho tiempo, pero ya que lo teníamos al lado del AirBnB y además gratis...



Desde aquí, y recorriendo parte de la Ruta Real que ya disfrutamos ayer, hemos llegado hasta el Parque Lazienki, un conjunto palaciego en un entorno de parques y jardines que en verano tiene que ser una pasada. Ahora, en pleno invierno, con frío y lluvia, desmerece un poco pero, aún así, es una visita que recomendamos. Como elementos más significativos la escultura de Chopin (abrazado a un sauce)...












...y el Palacio en la Isla, antiguo pabellón de baños y residencia real...






El entorno, como decíamos, es muy chulo, con sus juguetonas ardillas, sus pavos reales...



Con los paraguas en la mano (nos han acompañado durante toda la jornada), hemos regresado hacia el centro, con el objetivo de comer en un sitio de moda, Manekin. La elección ha resultado todo un acierto, degustando unos nalesniki, o crepes junto con dos limonadas (una caliente con miel y jengibre, y la otra fría con hierbabuena y menta). El local está decorado de manera divertida, a rebosar y con cola en la calle a todas horas.


Para bajar la comida, un paseíto para visitar, en territorio de lo que fue el gueto judío de Varsovia, el Museo del Levantamiento.
Pero antes una parada rápida en un lugar escondido en un patio pero que ha resultado ser algo especial, diferente de ver. Se trata del Fotoplastikon. Muestra a través de unas lentes, fotos en 3D y es uno de los pocos en el mundo aún en funcionamiento. En una sala de no más de 5 metros cuadrados, 24 sillas en un círculo desde las que se van sucediendo escenas de la vida, y que antiguamente permitían soñar a la gente con otros lugares, otras culturas, todo ello,  sin salir de Varsovia. Ha sido mágico, especial, diferente.




Pero sigamos con la visita por la Varsovia judía. No vamos a enrollarnos sobre la barbarie que sufrieron los judios y los polacos durante la Segunda Guerra Mundial, por todos de sobra conocidos. Nosotros, antes de venir, estuvimos viendo la película de Roman Polanski, ‘El Pianista’, para poder entender mejor todos los pormenores de la ocupación nazi, la construcción del ghetto, el levantamiento de los varsovianos durante 63 días y el posterior exterminio y destrucción por parte de las tropas alemanas. 
Este museo, situado en una antigua cochera de tranvías, refleja de una manera muy gráfica, el antes y el después del Levantamiento. Fotografías, objetos, armas, proyecciones en 3D, etc. Es uno de los museos más visitados de la ciudad y que hoy, por ser domingo, también era gratis.








Siguiente parada, también a un paseito de distancia, otro museo, el Polin, que cuenta la historia del pueblo judío, pero no solo en el dolor del holocausto, sino sobre todo,  durante toda su co-existencia en tierras polacas. Lamentablemente, aunque cuando hemos llegado, aún quedaba 1 hora para el cierre, la última admisión la hacen 2 horas antes! Así que, nos hemos conformado con disfrutar del maravilloso edificio de cristal. 



Justo delante, se encuentra el monumento a los héroes del gueto, que simboliza cómo las personas allí recluidas estaban deseando escapar. Triste recuerdo. 


De vuelta hacia el centro, hemos alucinado con el escenario que han montado para mañana en la Plaza Bankowy. No sabemos cuántas personas se congregarán aquí para despedir el año, bailando y cantando con las actuaciones de los más famosos artistas polacos del momento. Pero el escenario impresiona, tanto por sus dimensiones, como por su juego de luces. En el momento que pasábamos estaban ensayando alguna de las actuaciones de mañana. 


Por último, antes de retirarnos a descansar, un chocolate caliente. Pero no cualquier chocolate ni en cualquier sitio. Una taza de chocolate Wedel en el lugar donde desde 1851 llevan sirviendo y atendiendo a la gente, generación tras generación. Toda una delicia!




Mañana más. Se trata de un día especial. Seguiremos informando

1 comentario:

  1. Hola chicos, que curioso lo del fotoplastikon!!
    Ese parque en primavera tiene que ser precioso.
    Besitos

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